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El Retrato


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Retrato de Benjamin Zeledon© Dra. Gloria M. Sánchez de Norris, Yoyita GALLERYIMG=
                             
© Yoyita

el    retrato

 T�rmino que designa, en sentido estricto, la representaci�n de personas copiadas del natural o reconstruidas a partir de la memoria o a trav�s de documentos figurativos ya existentes; la verosimilitud fison�mica debe ser tal que haga que la obra sea o tienda a ser una copia de los sujetos retratados, o que en cualquier caso los represente de forma reconocible pudiendo aparecer incluso como testimonio de su car�cter o de su espiritualidad individual.

 

El t�rmino deriva del verbo latino retrahere (copiar), del que deriva tambi�n la forma italiana ritratto; del lat�n protrahere derivan, sin embargo, los vocablos usados en otras lenguas europeas, como el ingl�s y el franc�s (portrait), el alem�n (Portrat), el ruso (portret, del franc�s).

 

La casu�stica es muy amplia ya que un retrato puede obtenerse con cualquier medio art�stico; puede ser de cuerpo entero o parcial; de un individuo, de una pareja o de grupo; naturalista o idealizado, aleg�rico, alusivo, caricaturesco; puede tener finalidad documental, de propaganda, m�gico‑religiosa, funeraria; cuando es tri�dimensional, puede mostrar una vista particular o ser concebido como escultura exenta; cuando es bidimensional, puede ser captado frontalmente, de tres cuartos, de perfil o incluso de espaldas. Por �ltimo, el retrato puede ser el fin principal de una obra de arte (y hablaremos, en tal caso, de retrato como g�nero art�stico aut�nomo); pero puede tambi�n formar parte de una escena de otro tipo, religiosa o profana (y, en tal caso, se hablar� s�lo de tendencia, gusto o voluntad retrat�sticos).

 

Desde un punto de vista hist�rico, la historia del retrato linda, y en gran parte coincide, con la historia de la mimesis. No se desarrolla, por consiguiente, en aquellos per�odos hist�ricos en que no se tiende a la representaci�n del mundo fenom�nico; mientras que se afirma y triunfa en coincidencia con las fases del naturalismo. Hay que tener tambi�n presente el contexto social: en algunos momentos hist�ricos el retrato se afirma limit�ndose a una clase social, a un grupo o a un personaje concreto; son poco frecuentes las �pocas en que, como sucede en la actualidad, gracias sobre todo a los medios de reproducci�n fotogr�fica, el retrato ha podido difundirse en todas las clases y lugares, sin especiales obst�culos ideol�gicos.

 

El arte del antiguo Egipto, aficionado desde sus comienzos a retratos “intencionales” (una figura de fisonom�a gen�rica, entendida, sin embargo, como representaci�n de un personaje concreto) o “t�picos” (una figura como re�presentante de un tipo” o categor�a social), ofrece retrato “fision�micos” �nicamente en determinadas fases del Imperio Antiguo (IV dinast�a) y del Imperio Nuevo (XVIII dinast�a), y limitado a la persona del fara�n y de sus familiares.

 

El retrato individual, de fuerte caracterizaci�n expresiva, se consolid� en Grecia con Lisipo, en el S. IV a.C., primero en la corte de Alejandro Magno (es decir, en presencia de un fuerte culto a la personalidad), extendi�ndose luego a otros grupos sociales eminentes (hombres de estado, generales, poetas, fil�sofos, oradores), con esculturas destinadas a la celebraci�n p�blica. Desgraciadamente, los originales griegos, en bronce y de cuerpo entero, los conocemos �nicamente a trav�s de copias romanas; en m�rmol, reducidos a cabezas o bustos, salvo alguna rara excepci�n (...) Se remonta tambi�n al helenismo la costumbre de grabar en las monedas los retratos de los soberanos, como simb�lica garant�a del valor de su cu�o: costumbre todav�a hoy en vigor.

 

Los romanos tomaron de los griegos, m�s que de los etruscos, el arte del retrato, y lo adoptaron no s�lo con fines conmemorativos, sino tambi�n con finalidad religiosa privada (culto a los antepasados) y funeraria. El tosco realismo de la �poca republicana se suaviz� en la noble idealizaci�n clasicista de las estatuas de la �poca de Augusto, en el refinado modelado de la �poca Flavia, en el elaborado pictoricismo de la de Adriano y de Antonino. En cuanto a la retrat�stica antigua en pintura, habi�ndose perdido los originales griegos y romanos, nos queda el formidable testimonio de los retrato naturalistas pintados al encausto, de los siglos II y III d.C., hallados en el Fayyum (Egipto).

 

En la antig�edad tard�a, la difusi�n de una interpretaci�n divinizada de la realeza, del cristianismo, de una concepci�n espiritual del individuo, de las esperanzas en una resurrecci�n ultraterrena, provocaron el eclipse del retrato “fision�mico” y un retomo al retrato “t�pico”, tanto en los retrato imperiales como en las nuevas formas retrat�sticas promovidas por el arte cristiano: figuras de papas y de santos, de donantes o fundadores de iglesias, de mecenas o ejecutores de manuscritos, estatuas de difuntos, “autorretratos” insertos por escultores, orfebres, maestros vidrieros en sus obras con fines votivos.

 

Un retorno al inter�s por la fisonom�a individual se observa a partir del S. XIII en la estatuaria, en concomitancia con un relanzamiento de los valores terrenos, como consecuencia del resurgimiento del clasicismo que tiene lugar en la corte de Federico en Italia meridional (...), o por la adopci�n de calcos de los rostros de los difuntos en el modelado de los monumentos funerarios (...).

 

En pintura, el retrato reaparece tan s�lo a partir del inicio del S. XIV, en ambiente se�orial (...); pero para el primer retrato aut�nomo sobre tabla, netamente perfilado seg�n una pose tomada de las monedas, habr� que esperar a una obra borgo�ona: Juan el Bueno (...). A partir del inicio del S. XV, el retrato tiene una enorme difusi�n, tanto en �mbito se�orial y de corte, como entre la burgues�a urbana, destin�ndose a un uso no s�lo oficial, sino tambi�n de testimonio laico y privado. Los flamencos ense�aron a Europa el arte del retrato como obra aut�noma sobre tabla, a partir de Jan van Eyck, adoptando la pose de tres cuartos, ampliando la visi�n a la figura de cuerpo entero e infundiendo excepcional vitalidad en los sujetos. En Italia, junto a los retrato sobre tabla, de perfil (...) o de tres cuartos (...), se consagr� el retrato inserto en complejas escenas figuradas, sacras y profanas (...). A partir de entonces, el retrato ocupa un lugar privilegiado en el arte europeo, y se desarrolla y modifica de acuerdo con las sucesivas metamorfosis de los estilos y con los cambios de mentalidad de quienes encargan las obras. En el S. XVI, el retrato �ulico de Rafael y Tiziano abre el camino a las m�s impersonales y aristocr�ticas representaciones de A. Bronzino, A. Mor, A.S. Coello, S. Pulzone; mientras que otros autores convierten el retrato en testimonio de una inquietud interior (...) o de m�s cordial atenci�n hacia el mundo (...). En el S. XVII, al realismo de Caravaggio, de Simon Vouet, de Vel�zquez, se oponen las vibrantes interpretaciones barrocas de Rubens, Bernini, A. van Dyck, mientras la Holanda burguesa de Frans Hals, Cornelis de Vos, Rembrandt presenta un inagotable abanico de tipos y rostros humanos. Sonrientes caras de arist�cratas y grandilocuentes posturas cl�sicas se alternar en las pinturas del S. XVI.

 

La revoluci�n francesa abre el camino al fecund�simo per�odo del retrato burgu�s, que inicialmente adopta posturas y actitudes del precedente per�odo aristocr�tico y m�s tarde, sobre todo con los impresionistas (E. Manet, E. Degas, P.�A. Renoir), logra una gran libertad formal.

 

En el siglo XIX, la m�quina fotogr�fica se consagra progresivamente como el medio retrat�stico por excelencia y al alcance de todos: se inician los fichados a gran escala con fines burocr�ticos, judiciales, m�dicos, la fotografia‑recuerdo, los reportajes. Los artistas, rompiendo con una tradici�n secular, se distancian del retrato naturalista y acent�an el car�cter subjetivo de las obras (de Vincent van Gogh a Paul C�zanne, a Picasso o a los expresionis�tas austriacos y alemanes).

 

Desde el final de la II guerra mundial hasta nuestros d�as, el abandono generalizado de la forma humana en las artes visuales no ha favorecido, sin duda, el retrato, g�nero que ya desde hace d�cadas se encuentra, con alg�n relanzamiento aislado (por ejemplo en el �mbito del pop), en estado de crisis.

 V.V.A.A. Enciclopedia del Arte.
Ed. Garzanti. Barcelona 1991. P�gs.  813-814

 

El retrato  es una representaci�n y una herencia;  es un puente entre las generaciones.  Es m�s f�cil identificarse con un antepasado del cual  uno ve la imagen.   Los artistas del retrato intentamos transportar no solamente la semejanza f�sica, pero la personalidad del sujeto.  En general, un retrato se pinta mejor a partir observaci�n directa.  La persona no est� a veces disponible, y tiene que ser complementado con  fotos.  Otra opci�n es crear una escultura, un busto de la persona, y de all� crear el retrato. 


Hay una emoci�n especial cuando el retrato comienza a tomar vida propia, un instante antes es una mezcla de marcas en la superficie y con unos pocos detalles se transforma. Me satisface saber que mis pinturas pueden convertirse un d�a en una herencia acariciada, proporcionando gusto por muchos a�os por venir.

Siempre deseo poder capturar las caracter�sticas f�sicas y espirituales de la persona, por eso prefiero tener algunas citas con la persona posando enfrente de mi, porque me da la oportunidad de familiarizarme con ellos y poder incorporar parte de su personalidad en el retrato.
 Tambi�n, el pintar de la observaci�n directa permite que incorpore los matices sutiles de la forma y el color, que la  fotograf�a no puede capturar.

Utilizo las fotos de la referencia que haya tomado, como punto de partida.  Las altero para alcanzar una composici�n final que transfiera lo  mejor posible mi sentido del modelo. Me esfuerzo constantemente para tratar de alcanzar el m�s alto sentido art�stico;  para crear los retratos con la esperanza de que sobrepasen todas las expectativas.

Cuando usted comisiona un retrato, trate de pensar como quisiera que lo conocieran las generaciones venideras.  Intente arreglarse el cabello en un estilo cl�sico que no marque la fecha del retrato.  Piense que sus nietos y sus biznietos van a conocerlo.  En vez de una fotograf�a  fr�a, ver�n un retrato vibrante, animado que pase de la generaci�n a  generaci�n.  Una pintura puede durar centenares de a�os. 

 Un retrato puede ser estilo contempor�neo, cl�sico o del renacimiento.  Al comisionar los retratos de sus hijos o nietos, hay que tomar en cuanta que si se pintan todos en un solo lienzo, cuando crezcan van a querer tener el retrato en sus hogares respectivos. A veces es recomendable pintarlos cada uno en su lienzo particular. 

La Comisi�n de un retrato debe ser algo emocionante.  Si usted tiene cualquier pregunta, contactenos y le guiaremos durante el proceso.

Retrato of Eudora Welty © Yoyita
Ayn Rand
Oleo en lienzo
5 by 7 pulgadas
Eudora Welty
Escritora Americana
Oleo en lienzo
5 by 7 pulgadas
© Yoyita © Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"
Rub�n Dar�o
Poeta Nicarag�ense
Oleo en lienzo
5 by 7 pulgadas
Annie 
Oleo en lienzo
14 por 18 pulgadas.

© Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita" GALLERYIMG=

© Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"

Angelita, retrato
Oleo en lienzo
14 por  18 pulgadas.

Fabiola  
Oleo en lienzo
16  por  20 pulgadas.

© Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"

Retrato de Jettie 
Oleo sobre cart�n
14 por  18 pulgadas.

Autoretrato
Oleo en lienzo
14 por 18 pulgadas

© Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"

© Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"

Gloria de Los Angeles
Oleo  sobre  cart�n.
14  por 18 pulgadas

Fabio
Oleo en lienzo

14 por 18 pulgadas.

© Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"

© Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"

Paz
Oleo en lienzo
16 por 20 pulgadas

Mark 
Oleo en lienzo
14 por 18 pulgadas.

© Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"

© Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"

Emily, retrato
Oleo en lienzo 

Chi chi 
Oleo en lienzo
14 por 18 pulgadas

© Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita" 

Emily and Rascal
Oleo en lienzo

Palola 
Oleo en lienzo
14 por 18 pulgadas 

© Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"

portrait of Fabiolita © Dra. Gloria M. Sánchez de Norris

Sue�os 
Oleo en lienzo

Fabiolita con sombrero
Oleo en lienzo 
16 por 20 pulgadas.

 © Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"

 © Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"

Mallorie 
L�pices de colores sobre papel

Margarita 
Oleo en lienzo
14 por 18 pulgadas.

© Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"

© Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"

Maria Fabiola 
Oleo en lienzo

14 por 18 pulgadas.

retrato de Michelle 
Oleo en lienzo
14 por 18 pulgadas.

 © Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"

© Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita" 
 

 Emily 2 
Oleo en lienzo
14 por 18 pulgadas

Retrato de Vanessa 
Oleo en lienzo
16 por  20 pulgadas.

© Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"

© Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"

Palola
Oleo en lienzo

14 por 18 pulgadas

Nacimiento
Oleo en lienzo.
14 por 18 pulgadas

 

© Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"  © Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"

Azul 
Oleo en lienzo
16 por 20 pulgadas

 

Angelina y Octavio
 Oleo en lienzo 
14 por 18 pulgadas.

© Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"

© Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"

Anthony y Gloria
Oleo sobre lienzo 
16 por  20 pulgadas

Autoretrato
Oleo en lienzo
16 por 20 pulgadas

© Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita" © Dra. Gloria M. Sánchez de Norris "Yoyita"
Melissa
Pastel sobre papel
24 por 36 pulgadas
Gabriela joven
Oleo en lienzo
16 por 20 pulgadas
Portrait of Roger © Yoyita
Roger
Oleo en lienzo
16 por 20 pulgadas
 
 

 

Derechos Reservados 1976-2006�  Dra. Gloria M. S�nchez Zeled�n de Norris. Presione aqu�    para comunicarse con la artista