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Federico Garc�a Lorca

 

Muerto de amor

-¿Qu� es aquello que reluce 
por los altos corredores? 
-Cierra la puerta, hijo m�o; 
acaban de dar las once. 

-En mis ojos, sin querer, 
relumbran cuatro faroles. 
-Ser� que la gente aquella 
estar� fregando el cobre. 

Ajo de ag�nica plata 
la luna menguante pone 
cabelleras amarillas 
a las amarillas torres. 

La noche llama temblando 
al cristal de los balcones, 
perseguida por los mil 
perros que no la conocen, 
y un olor de vino y �mbar 
viene de los corredores. 

Brisas de ca�a mojada 
y rumor de viejas voces 
resonaban por el arco 
roto de la medianoche 
Bueyes y rosas dorm�an. 
S�lo por los corredores 
las cuatro luces clamaban 
con el furor de San Jorge. 
Tristes mujeres del valle 
bajaban su sangre de hombre, 
tranquila de flor cortada 
y amarga de muslo joven. 
Viejas mujeres del r�o 
lloraban al pie del monte 
un minuto intransitable 
de cabelleras y nombres. 
Fachadas de cal pon�an 
cuadrada y blanca la noche. 
Serafines y gitanos 
tocaban acordeones. 
-Madre, cuando yo me muera, 
que se enteren los se�ores. 
Pon telegramas azules 
que vayan del Sur al Norte. 
Siete gritos, siete sangres, 
siete adormideras dobles 
quedaron opacas lunas 
en los oscuros salones. 
Lleno de manos cortadas 
y coronitas de flores, 
el mar de los juramentos 
resonaba no s� d�nde. 
Y el cielo daba portazos 
al brusco rumor del bosque, 
mientras clamaban las luces 
en los altos corredores. 
© Yoyita

Federico Garc�a Lorca

 




Derechos Reservados 1976-2006 © Dr. Gloria M. Sánchez Zeledón de Norris. Presione aquí   para comunicarse con la artista