Arte Nicarag�ense

Dr. Mario Román V., Palalán

Palalán •  Biograf�a • Introducci�n a los cuentos de Nicaragua • El leg�timo • 
Cada año después de Semana Santa • Nos bajamos del bus • 

Home • Arte Nicaraguense • Mauricio Rizo • Tacho Reyes • Yoyita • Carlos Mas�s • 
Fabiola De Armas • Rembrandt Studios • Ligia Zeled�n Mas�s • Chepele�n Arg�ello • Palalán • 
Marco Gonzalez Garland

Nos bajamos de bus

Los eventos en esta narración son verdaderos, los nombres de las personas fueron cambiados, el cuento se realiza en un país de Centro América en un pasado no lejano, cualquier semejanza con personas vivas o muertas y pura coincidencia.

El carro serpenteaba en la carretera subiendo al Hotel de montaña, el motor se escucha descansado, como cuando haces cariño al gato y este comienza prrrruuu, prrrruuuu; dentro van tres jóvenes estudiantes Universitarios, una señora con sus dos hijo, la platica es amena, el aire empieza a ponerse frió y ralo, las ventanas traseras van abiertas dis que para no marearse, cada curva el carro la toma lentamente, en una de ellas se encuentran con otro carro que baja, aunque el clima es frió, en el otro carro van cinco hombres, en un convertible descapotado.

La Señora hace una observación acerca del carro y, luego comienza a decir los nombres de los pasajeros, “ellos son políticos de allá”, dice, luego se pregunta, ¿que andarán haciendo?” No contestaron los estudiantes, siguieron el ascenso.

Sábado de Gloria, Semana Santa. La señora había invitado a los estudiantes para ir al mirador del volcán, después del desayuno dice: “hoy regreso, no hay viaje, tengo cosas urgentes que hacer.”

Se bajaron de bus, caminando siguieron hacia la casona, que ocupaba toda una manzana, les toco caminar dos manzanas para llegar a la entrada principal, llegaban a visitar una amiga. Después de golpear, Su amiga abrió la puerta e invito pasaran adelante, la siguieron hasta el amplio corredor en forma de U que rodeaba el jardín; el fresco de la noche les llevaba aroma de Jazmines de la India, un grupo de papalotes insistían en suicidarse frente a una lámpara en el patio; se sentaron en las sillas de Mimbre que formaban la pequeña sala del corredor; la platica insustancial al comienzo se centro en los últimos acontecimientos, todos los diarios lo traían, guerrilleros habían invadido la Nación vecina, nadie sabia que estaba sucediendo, quienes eran? Solamente que había lucha en diferentes ciudades.

Ya sabían quienes eran, habían estado con ellos querían saber ¿si estaban vivos o que?; luego se hablo de las películas que habían presentado últimamente, “Molino Rojo” “Can Can”, “Candilejas” y una española muy buena, “Violetas Imperiales” solamente que el actor principal, cantante parecía ser afeminado.

Como grandes críticos, comentaban: cuantas cámaras usaban en cada toma, el angulo, vestuario, música, luz, sonido y, por supuesto, el Director; el aire había refrescado, sentían frió, soportable, eran tres hombres y tres mujeres, dos jóvenes y una madura, la tía Tula, todos le decían Tía, les ofreció café, el cual fue rechazado ya que hubieran preferido otra cosa.

A eso de las nueve de la noche, hora que acostumbraban retirarse, La Tía Tula dijo que ella quería saber más de los acontecimientos y que los oirían, ellos pensaron en algún radio, decidieron si marcharse. Ella pidió se quedaran, invito a tener una “sesión espiritista,” para saber que les había pasado a los insurgentes, con excepción de Marcos y las señoritas, la propuesta fue aceptada, prudentemente Marcos se separo del grupo y se sentó en un sofá, “ vino a su mente cuando era niño y fue con unos primos a visitar unas Señoritas viejas que se comunicaban con los difuntos y sacaban la suerte, averiguaban robos y cosas perdidas, una de ellas caía en trence, volteaba los ojos y hablaba con voz cavernosa, la experiencia había sido suficiente para el, se sentó un poco retirado, las señoritas corrieron y se sentaron una a cada lado de Marcos.

Tía Tula pregunto: donde estará mi mesa de tres patas sin clavos,

Solamente así se podría tener una sesión, sin esperar que la encontraran se levanto y la llevo al centro del grupo. Ella llamo a un niño, que seria el “médium”, era como de unos diez anos, mayate y flaco, invito a que se acercaran y pusieran sus manos sobre la mesa, deberían hacer contacto cada uno con el otro con los dedos de la mano, después de un tiempo prudencial cuando el niño estaba en trance la cabeza hacia atrás y las pelotas de los ojos enseñaban solamente lo blanco, ella hizo unas invocaciones, llamaba a ciertos espíritus, “ que no tenían nada que hacer mas que contestar”, en pocos segundos la mesa se encabrito como chucaro llanero, se movía de un lado al otro, de arriba abajo y algunas veces como que giraba, súbitamente se detuvo.

Ella dijo, ahora, aquí esta el espíritu que he llamado, el niño respiraba profundamente, le haremos preguntas utilizando el método de los golpes en que cada letra tiene un numero y, la cantidad de golpes indican el numero de la letra, así la A es 1, B es 2; no podían concebir como haría para conciliar todo, era mas fácil que el médium hablara; uno del grupo dijo que el no creía y que preguntaría algo para probar que todo era un truco, pregunto: cuantos fósforos tengo en la caja?; claramente escucharon unos golpes que venían por debajo de la mesa, primero tres, un intervalo, luego siete, Marcos no salia de su asombro y no corrió, primero por que las dos señoritas le agarraron de los brazos, una escondió su cara a su espalda, la otra recostó su cara en su pecho, no le quedo mas que hacer, demostrar que era muy macho; dijo tía Tula: son treinta y siete los que hay en la caja, el joven saco su caja de fósforos, la vació sobre la mesa y contó, uno, dos, tres,…con cada contada el corazón les saltaba, treinta, será cierto? se dijo Marcos, tiseis y, que? Tisiete, exacto, dijo el estudiante, ahora si, dijo Marcos, me voy y me voy, las señoritas se apretaron fuertemente a los brazos y, las piernas no respondían a las órdenes que les daba.

Y ahora que opinas? Mire Tía Tula, puede ser coincidencia.

Entonces hagan otra pregunta.

Bueno dijo Raúl, cual es mi primer nombre? “Este maje si es tonto pensó Marcos, todo el mundo lo conoce en el pueblo”; la mesa comenzó a sonar otra vez, sonidos pausados, Tía Tula anotando números y números, al final dijo, ahora veremos; después de un silencio solamente interrumpido por los jodidos papalotes suicidas, ella anuncio, lo tengo, dijo un nombre y mi amigo dijo si, ese es; “ esto es mucho para este pobre piojo, dijo Marcos”, las dos señoritas se pegaban como moco seco a Marcos, aunque a el le gustaba, hubiera preferido esto en otra ocasión,; había pesadez en el ambiente, miedo y como que empezaba a inquietarse, esperaban algo, el silencio lo rompió la gritería de un Alcaraban en el jardín, alca-alca-alca-alca-raban-raban-raban-caraban-caraban-caraban—el Alcaraban estaba dando la hora, voltearon hacia el reloj, Diez y media, la mesa se movió y los golpes siguieron

Tía Tula pregunto que se necesita para terminar con ese hombre?, la contestación fue “huevos”. Después de hacer una serie de preguntas de toda índole, el espíritu dijo “me voy”, aquí hay gente que no esta conmigo, antes la mesa traqueo y comenzó el golpeteo, la Tía copiaba, después de un buen rato dijo: ya lo tengo, se los voy a leer, decía así: “esta noche al final de la ultima campanada de las Doce, verán mi cara y cuerpo como me han dejado”. Marcos hablo, yo no quiero ver algo, ni nosotros dijeron todos. La Tía Tula dijo a Marcos cuando se levantaba para irse, vos sos descreído de estas cosas, para que veas la realidad, te hago un trato, cuando yo muera te paso avisando, si vos te vas primero me avisas, no entro dijo Marcos, no acepto.

En silencio se levantaron, se despidieron y salieron en varajustada a tomar el bus, solamente vieron que daba vuelta en la esquina siguiente, perdieron el ultimo bus. Dijo Marcos: nos vamos en el caballito de Nando, ratitos a pie y ratitos andando, Dijo Miguel: vean la hora, Once y Diez, Ustedes esperan que a las Doce estemos en la Pensión, y si vemos al muerto en la calle…? Bueno no se que pasara, apuraron la marcha, aunque hacia frió ellos transpiraban, un reloj dio la Media, “tuani” dijo Julio, tenemos Veinticinco minutos para llegar, comenzaron a trotar, al poco vieron el Parque Central, así que estamos a Cinco minutos de la casa dijo Marcos, apurándose vieron la casa a una cuadra, el reloj del Centro Español marcaba las Doce menos cinco, en un minuto llegamos.

Abrieron la puerta en silencio y como pudieron subieron al segundo piso, cada quien tenia un cuarto, las Doce menos un minuto, dijo Marcos, ¿nos asomamos debajo de las camas? Miguel respondió rápidamente, mejor nos vamos a mismo cuarto y esperamos; llegaron a tiempo de oír en el reloj de la Merced las doce, las campanadas eran muy lentas, bang…bang, al fin silencio.

Se miraron unos a otros sin decir esta boca es mía, no voltearon hacia los rincones, ni a las ventanas, las vistas fijas entre ellos, después de un gran lapso de tiempo decidieron dormir sentados en la misma cama, no vieron bajo la cama, no apareció fantasma alguno, pero el miedo estaba entre ellos.

Dos meses después. Todos los insurgentes habían sido muertos, unos torturados.

Un año después, la Sra. es nombrada Cónsul General en una ciudad de los EE.UU.

Tres anos después. Los tres estudiantes y otros tres amigos van para la playa, son las Once de la noche, platican alegremente del día siguiente, Marcos el chofer dice: acabo de sentir una sensación rara, como si alguien quisiera hablar conmigo, una presencia rara, como cuando sentís que te están mirando, entonces recordó lo de la Tía Tula Tres años atrás, lo dijo con detalles. Los dos amigos lo recordaban, para los otros era algo nuevo; al día siguiente comentaban el sueño de uno de ellos, era acerca de una flor de Loto, Marcos dijo: eso es muerte; estaban desayunando cuando llegaron unos carros con mas amigos y amigas, una de la personas se fue directamente donde esta Marcos y le dijo, te acordas de la tía Tula? Si, aja, anoche a las once murió, todos se volvieron a ver, Miguel dijo: yo no duermo más aquí.

¿Todos preguntaban que había pasado? estando en la otra casa entre los tres estudiantes narraron le sucedido. Unos estaban sorprendidos otros con miedo, alguien interrumpió el silencio diciendo aquí tengo una Chivas Regal, quitemos el tapón y que vengan todos los espíritus, los de mama celestina que a todo paso camina…te conjuro…Jamás han olvidado esa experiencia con lo desconocido.

Palalán

Nos bajamos del bus Palalán © Arte Nicaraguense, Sitio Almacenado y Administrado por Yoyita